martes, 21 de julio de 2009

38) Búlder en Larraona. Arte y deporte en simbiosis.



















Larraona. Cristian y Álvaro, jóvenes de Vitoria-Gasteiz, practicando el búlder. (Foto de Jesús Díaz).



















Larraona. Grupo de jóvenes guipuzcoanos practicando el búlder  ante la atenta mirada del veterano escalador de Aranarache Gorka Etxeverría. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Joven guipuzcoano practicando el búlder. Su pose artística recuerda a la danza. (Foto de Jesús Díaz).



Larraona. Grupo de jóvenes riojanos practicando el búlder. (Foto de Jesús Díaz).

















Larraona. Algunos elementos básicos de la práctica del búlder. Colchoneta, bolsa de carbonato de magnesio, cepillo de limpieza e impregnación, y calzado idóneo. (Foto de Jesús Díaz).


















Larraona. Colchonetas para la práctica del búlder en posición plegada. En caso de caída del escalador aliviarán el golpe. (Foto de Jesús Díaz).
























Larraona. Huecos en la roca impregnados con carbonato de magnesio para lograr mayor sequedad  y adherencia de manos y pies a la roca. (Foto de Javier Díaz).



















Larraona. Peña "El Descansadero" en el puerto de la población a la Sierra de Limitaciones. Jóvenes vitorianos estudiando la escalada. (Foto de Jesús Díaz).


















Larraona. Vista de la población desde la cresta rocosa de la Sierra de Limitaciones. Al fondo el pueblo y el monte de Lóquiz. Ambas cadenas montañosas, Limitaciones y Lóquiz, flanquean el Valle de Améscoa por el norte y el sur respectivamente . (Foto de Jesús Díaz).



















Larraona. Vista de la Sierra de Limitaciones. Desde su cresta, a lo largo de los siglos, se han desprendido las inmensas rocas que permiten la práctica del búlder (adaptación del inglés boulder) o escalada en bloque. (Foto de Jesús Díaz).

BÚLDER EN LARRAONA. ESCALADA EN BLOQUE-ROCA NATURAL.

1. INTRODUCCIÓN.
    1.1.  Definición.
    1.2.  Graduación de la dificultad.
    1.3.  Impacto de esta modalidad de escalada en las rocas y el medio natural y poblacional.
    1.4.  Búlder, arte y deporte en simbiosis.
2. EQUIPO BÁSICO DE ESCALADA BÚLDER.
3. PRÁCTICA DEL BÚLDER  EN LA ZONA DEL "MOJÓN DE ARANARACHE".
    3.1.  Cristian y Álvaro, un ejemplo práctico de escalada.
    3.2.  Un grupo de guipuzcoanos y el veterano Gorka Etxeverría natural de Aranarache.
    3.3.  Entorno del sector "Mojón de Aranarache".
4. PRÁCTICA DEL BÚLDER EN EL PUERTO DE LARRAONA.
    4.1. Un grupo de jóvenes vitorianos en la peña "El Descansadero".
    4.2. Un grupo de jóvenes riojanos.
    4.3. Entorno del sector "Puerto de Larraona"
5. ESCALADA EN ALTURA EN LARRAONA, ARANARACHE Y EULATE.
6. ALGUNOS VÍDEOS DE BÚLDER EN LARRAONA.

1) INTRODUCCIÓN.


Larraona. Joven riojano practicando el búlder. Sus compañeros observan atentamente. (Foto de Jesús Díaz).

1.1. Definición.

El búlder (expresión derivada del inglés boulder , roca de tamaño grande desplazada de su lugar original)  es una modalidad de escalada que consiste en escalar rocas, bloques, paredes, de no más de 8 metros de altura, sin la utilización de elementos de seguridad convencionales de escalada como cuerdas, arneses, puntos de fijación, valiéndose especialmente de la capacidad de agarre de pies y manos  y asegurando las posibles caídas  con colchonetas portátiles (crash pad) y mediante la presencia de compañeros de escalada (porteros) que permanecen atentos a los movimientos del escalador por si éste cayera. Los desplazamientos son tanto en vertical (ascenso) como en horizontal (travesía). 

En este tipo de escalada  se trata de resolver dificultades de desplazamiento y sostenimiento, más o menos extremas, en trayectos muy cortos. Este deporte exige, consiguientemente, fuerza y nervio muscular y preparación adecuada tanto física como psicológica. 

Los desplazamientos en la superficie de escalada pueden tener diferentes alternativas que el escalador estudia, analiza, escoge. Existe  una graduación, más o menos estandarizadada, de la dificultad de la roca o bloque a escalar  que incluimos más adelante.  

El búlder se puede practicar en rocas o paredes naturales, en contacto con la naturaleza, como  las peñas de Larraona que ahora consideraremos, o en rocas y paredes artificiales, creadas ad hoc, específicamente para la práctica de este tipo de escalada. En este último caso pueden utilizarse maderas plywood , esto es  contrachapada, laminada en planchas superpuestas, de fuerte resistencia, que se barrenan y perforan para sujetar y fijar de forma segura los soportes o presas mediante roscas. 

La variante de escalada búlder psicobloc consiste en realizar la escalada en paredes lisas sobre el agua (lago, pantano, mar) que hace las veces de colchoneta natural ante posibles caídas.


1.2. Graduación de la dificultad en la escalada búlder.

(Tomado de: http://alcoiescala.blogspot.com.es/2011/05/boulder-vs-escalada.html).


Las rocas o superficies a escalar se gradúan en función de diferentes factores de dificultad, presas o agarres existentes y su ubicación, inclinación, etc.

4 b RELATIVAMENTE FÁCIL, grandes presas y poca dificultad.
5 a+ FÁCIL, buenas presas y poca dificultad.
5 c MENOS FÁCIL, menos presas y emplazamientos de pie delicados.
6 a+ BASTANTE DIFÍCIL, lectura de la vía más compleja, algunas presas pequeñas, eventualmente extraplomos.
6 c DIFÍCIL, movimientos técnicos, más psíquico. Presas difíciles de mantener.
7 a+ MUY DIFÍCIL, presas pequeñas y emplazamientos raros para los pies.
7 c EXTREMADAMENTE DIFÍCIL, muy psíquico y traumatizante para los dedos.
8 a+ EXTREMO, ¿dónde están las presas?
8 c MÁXIMO NIVEL, sólo para extraterrestres.
9 a No vale la pena ni pensarlo.


1.3. Impacto de este tipo de escalada en las rocas y el medio natural y poblacional.

El hecho de que para practicar el búlder los agarres, presas, orificios, protuberancias, y ciertas superficies de la roca a escalar deben limpiarse y cepillarse cuidadosamente (eliminando posos, tierras, pequeñas plantas, microorganismos, etc.)  e impregnarse con polvos de carbonato de magnesio, visibles a distancia,  para lograr una adherencia adecuada de manos y pies, el hecho de que este tipo de escalada es practicada con cierta frecuencia por personas sin nociones previas de escalada o montañismo, el hecho de que en ocasiones no se respeta y cuida el medio natural en el que se lleva a cabo, el hecho de la utilización de  aparcamientos aleatorios e indiscriminados en zonas no reguladas, la afectación a la flora y fauna del entorno, a las poblaciones (especialmente pastores y agricultores) y propiedades existentes (campos de labranza, zonas comunales) , son algunos de los factores polémicos que si se dan y no se manejan con civismo y de forma racional  pueden provocar el rechazo de las poblaciones en cuyo entorno se practica esta actividad deportiva y pueden ser negativos para una conservación adecuada de los espacios naturales en que se ejercita este deporte-filosofía.

1.4. Búlder, arte y deporte en simbiosis.

























Existen evidentes relaciones y concomitancias entre la práctica deportiva del búlder y el arte. Sin pretenderlo expresamente, de forma deliberada, los practicantes del búlder, amarrados a la roca en posiciones imposibles, distorsionadas, con sus músculos en tensión,  y con  variantes diversas en sus posturas, en su arduo avance en el recorrido o trayecto sobre la roca,  proyectan una imagen de potente sentido estético y artístico, de seductora plasticidad,  como imagen estática que proporciona una foto, y como secuencia de imágenes sucesivas en lento desarrollo dinámico.

Por ello el búlder recuerda de alguna manera a movimientos artísticos modernos como el performance art, el happening, el fluxus, el arte conceptual e incluso el  hearth art y el body art, entre otros y recuerda sin duda a los movimientos de danza y baile captados y atrapados de forma instantánea, congelada. 

Si consideramos a las propias rocas (todas diferentes y con superficies rugosas diversas que muestran un alto grado de variación), como obras de arte natural elaboradas mediante la erosión por la propia Naturaleza en el transcurrir de los siglos, los practicantes de búlder interactúan con ellas, llevan a cabo una acción abrazándolas de forma amorosa, en simbiosis; las rocas se dejan agarrar con energía, se dejan acariciar, sonríen cariñosas permitiendo que quien las cabalga logre su objetivo, o rechazan al intruso lanzándolo sin contemplaciones sobre la colchoneta o sobre los brazos de sus compañeros. 

Unas veces hay improvisación  en esta práctica deportiva, en otras plan premeditado, y a menudo ambas se mezclan por necesidad;  hay asombro, hay deseo, hay una muestra escénica que incluye a las propias rocas, al entorno, a los actores que se deslizan y amarran a las rocas, a los compañeros del grupo que observan y están a la expectativa por si caen, e incluye también a los espectadores casuales que contemplan fascinados a todos ellos, cual si se tratara de una representación teatral, en vivo.


2. EQUIPO BÁSICO DE ESCALADA BÚLDER.





Larraona. Colchonetas plegadas para transportar a modo de mochila. (Foto de Jesús Díaz). Tres jóvenes practicantes del búlder nos permitieron fotografiar sus colchonetas de seguridad. Como vemos en la imagen disponen de asas flexibles paralelas, tipo mochila, para poder transportarlas cómodamente a la espalda; habitualmente se pliegan por la mitad  proporcionando un volumen más o menos compacto, amarrado mediante hebillas u otro tipo de enganches. Hasta la variedad y contraste de colores proporcionan una agradable visualidad.  


Larraona. Cristian y Álvaro nos enseñan los elementos básicos del búlder: colchonetas, calzado adecuado, bolsas con carbonato de magnesio, cepillos. (Foto de Jesús Díaz). 
Muy amablemente estos jóvenes vitorianos nos permitieron, siendo protagonistas de numerosas imágenes de este trabajo,  hacer un análisis básico y elemental de la práctica del búlder, que sinceramente agradecemos. Fue nuestro primer contacto, entre la curiosidad y la admiración,  con este deporte de escalada. Nos enseñaron, a personas neófitas en la materia,  los rudimentos de esta actividad, los elementos materiales precisos que necesitan para su práctica, la mentalización psicológica y la fuerza muscular que el búlder exige, la belleza de sus movimientos y posturas en su diálogo con la roca, etc.  Ambos están sentados sobre sus colchonetas junto a la roca que ellos, cariñosamente, llaman "la albondiguilla", probablemente por su turgencia, su forma más o menos esférica, con pequeñas protuberancias y rugosidades, esculpidas al azar por la Naturaleza, que simulan una albóndiga. Álvaro el mayor, de expresión más contenida, racional, sereno, Cristian derrochando su sonrisa y naturalidad, prestándose, sin reticencia alguna, a escalar la roca, para que nosotros espectadores atónitos, pudiéramos fotografiar sus movimientos.


Larraona. Detalle de bolsas de carbonato de magnesio, calzado y cepillo. (Foto de Jesús Díaz). Pertenecen a Álvaro y Cristian; la amarilla que muestra la risueña imagen del personaje de dibujos animados Bob Esponja pertenece a Cristian y la verde y negra pertenece a Álvaro; dos elementos cuyo aspecto quizás define la personalidad y el carácter de ambos amigos, distintos pero complementarios. Vemos además las zapatillas de Cristian, apropiadas para la escalada de búlder, y un cepillo de limpieza y aplicación-extensión del carbonato de magnesio en la roca.

Larraona. Calzado de Álvaro idóneo para búlder. (Foto de Jesús Díaz).
Como vemos es un calzado sin demasiada corpulencia, bien ajustado y adaptado al pie, casi como si se tratara de una segunda piel resistente y moldeable. Las suelas de goma y la punta levemente inclinada hacia el suelo permiten una buena adherencia a la superficie irregular de la roca. En lugar de cordones el cierre del calzado consiste en amarres con sistema velcro de fácil y rápida adaptación al volumen y forma del pie.

Larraona. Calzado de Cristian propio para búlder. (Fotos de Jesús Díaz).
Las zapatillas de Cristian, de colores vivos y saltarines, son levemente diferentes a las de Álvaro en lo que concierne al cierre y adaptación al pie una vez calzadas.

Larraona. Cristian nos enseña una de sus zapatillas para la práctica del búlder. (Foto de Jesús Díaz).
Vemos perfectamente cómo la punta se inclina levemente hacia el suelo en ese afán de adaptación  y agarre a las superficies de las diferentes rocas. Apreciamos también algunas perforaciones en los laterales y una lengüeta, a modo de pequeña plantilla de adaptación en el cierre.

Larraona. Bolsa de Cristian con polvos de carbonato de magnesio. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Bolsa de Cristian con polvos de carbonato de magnesio. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Bolsa de Álvaro con polvos de carbonato de magnesio. (Foto de Jesús Díaz).
Estos saquitos para el magnesio (chalk bag) suelen ser de tejido resistente y duradero y llevan pequeñas asas para llevarlas en el cinturón.

Larraona. Cepillo para limpieza de los orificios de la roca y aplicación de los polvos de carbonato de magnesio. (Foto de Jesús Díaz).

3. PRÁCTICA DEL BÚLDER  EN EL SECTOR DEL "MOJÓN DE ARANARACHE".



Larraona. Zona de aparcamiento improvisado en la zona del mojón de Aranarache. Al fondo la bellísima población amescoana de Larraona y los montes de Morube y San Cristóbal-Esquivela. (Foto de Jesús Díaz).
En esta zona es fácil deducir  las personas que están practicando el búlder por el número de vehículos que aparcan en el lugar.

Larraona. Rocas desprendidas  de la cornisa de la sierra de Limitaciones en la zona del mojón de Aranarache. (Fotos de Jesús Díaz).
A lo largo de los siglos grandes rocas de diverso tamaño, desgajadas de la cresta de la sierra, han rodado hacia el valle, arrollando el bosque que hallaban a su paso, y se han asentado en el terreno de forma aleatoria alcanzando incluso las zonas de cultivo. Por la ladera de la sierra discurre longitudinalmente el camino verde que une los tres pueblos de Améscoa Alta.
Larraona. Mojón de Aranarache. Roca caliza. (Foto de Jesús Díaz). Algunos conocen a esta roca como "La Alcantarilla", probablemente por la existencia junto a ella de un control de la tubería de suministro de agua potable que desde Álava discurre hasta Eulate. Vemos el tamaño de la roca en comparación con el Ser Humano gracias a la joven Estíbaliz que la sostiene momentáneamente  para que podamos fotografiarla y no nos aplaste. Observamos su superficie rugosa y desigual, de tonalidad cromática ocre y gris. En sus oquedades crece la vegetación incluso el té.

    3.1.  Cristian y Álvaro, un ejemplo práctico de escalada.


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Cristian y Álvaro preparándose para la práctica del búlder. (Foto de Jesús Díaz).
Entre los verdes árboles del entorno la roca yergue  su volumen panzudo, sólido, y luce su colorido blanco, azulado, grisáceo, a modo de mechas que la Naturaleza ha teñido con parsimonia. Cristian y Álvaro atienden amables a nuestras preguntas y de forma simultánea se preparan para hacernos una demostración práctica.

Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Cristian y Álvaro observan la roca. (Foto de Jesús Díaz).
Antes de iniciar la escalada los deportistan analizan la roca, estudian los posibles trayectos, sopesan las dificultades que se encontrarán, para luego intentarlo con decisión, energía y fuerte voluntad.


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Cristian y Álvaro dispuestos para la escalada. (Foto de Jesús Díaz).
Alea jacta est. La suerte está echada. Ha llegado la hora de la verdad; Cristian coge polvos de magnesio y se dispone a blocar. Álvaro actuará de portero, atento a los movimientos de su compañero. Distintos  huecos de la roca están ya impregnados de polvos de magnesio y son visibles al espectador y al blocador. La roca parece estar viva y expectante ante la amable osadía de los jóvenes. Las colchonetas están extendidas en el suelo.


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Inicio de la escalada.(Foto de Jesús Díaz).
Cristian inicia la escalada ante la atenta mirada de Álvaro. Forman un equipo y de la compenetración de ambos depende el buen fin del intento. Cristian se abraza a la roca con los pies, las manos y el alma. Sus músculos están en máxima tensión; se amarra a la piedra fundiéndose con ella; no quiere defraudarnos y derrocha lo mejor de sí para lograrlo.

Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla".  Álvaro anima a Cristian en su reto y mira atentamente sus movimientos. (Foto de Jesús Díaz).
El portero, Álvaro, insufla ánimo a su amigo, su éxito es el suyo, le aconseja, está en tensión, absorto en la acción de Cristian, cuasi conteniendo la respiración,  está escalando con la mente al mismo tiempo que él y con su mirada escanea la roca, la analiza al detalle y guía a su compañero, le advierte, le previene, le informa.


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Cristian prosigue la escalada. (Foto de Jesús Díaz).
Cristian muestra una decisión y una voluntad de hierro, cambia su posición avanzando en su corto pero duro trayecto, su sonrisa habitual se ha transmutado, en su rostro, en serio rictus, en rigidez y contracción muscular, al igual que el resto de su cuerpo. Sus músculos, tendones, nervios, se dilatan y endurecen en máxima tensión. Los escultores clásicos griegos, Polícleto, Praxíteles, Mirón, los escultores helenísticos, y tantos otros  habrían aprovechado semejantes imágenes para convertirlas en mármol eterno. La tensión que emana de cualquiera de ellas nada tiene que envidiar, por ejemplo, al Laocoonte de los Museos Vaticanos.

Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Cristian continúa su esfuerzo. (Foto de Jesús Díaz). 
El desarrollo de la escalada tiene un componente cuasi-religioso, ritual, litúrgico, de ascensión dificultosa pero convencida y firme hasta el último cielo.





























Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Cristian derrocha esfuerzo y constancia en su diálogo con la roca. (Foto de Jesús Díaz).
Cual murciélago que cuelga de la piedra Cristian no decae, convencido de sus capacidades y facultades, se agarra de forma segura en las anfractuosidades de la dura superficie; parece una extensión, una prolongación móvil de la propia roca.



Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Paso a paso, orificio a orificio, el empecinado esfuerzo de Cristian no es en vano. (Foto de Jesús Díaz). Se acurruca sobre sí mismo, distorsiona su forma anatómica habitual, la retuerce cual imagen propia del arte manierista en aras de lograr su objetivo.



Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Cristian con todo su cuerpo en tensión observa el próximo objetivo de su corto pero duro trayecto. (Foto de Javier Díaz).
Cristian parece bailar, danzar de forma animosa y juguetona, con la roca inerte. Dinamismo humano y hieratismo de la piedra en hermosa conjunción. 



















Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". En posición difícil Cristian se amarra a la roca con sus pies y manos. Álvaro le aconseja y está pendiente por si cae sobre la colchoneta . (Foto de Jesús Díaz).

La grandeza y gravedad de la mole pétrea parece rendirse ante el arrojo y bravura férreas del joven escalador.  La roca parece sucumbir, derrotada, ante la tenacidad y persistencia de Cristian, o quizás se muestra orgullosa de la proeza del joven brioso y atrevido. Álvaro en todo momento ha permanecido atento a la escalada de su amigo; abre sus brazos por si fuera preciso acoger la caída de su compañero, pero también simulando él mismo la escalada; realmente ambos están realizando el duro recorrido  de forma simultánea, física y mentalmente.

Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Ha pasado lo más difícil. (Foto de Jesús Díaz).
Cristian es consciente ya de que ha conseguido superar la difícil prueba. En posición más cómoda parece compensar a su cuerpo con un leve descanso por el intenso y concentrado esfuerzo que está realizando.


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Objetivo casi logrado. (Foto de Jesús Díaz).
Cristian, en un momento de tregua, de respiro,  parece conversar en la intimidad con la roca que le ha permitido superar el reto, cual orante que agradece a los Dioses su benevolencia.
Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". La roca domeñada por el hombre. (Foto de Jesús Díaz).
Cristian continua un poco más el recorrido, intentando sacarle el máximo provecho.

Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Trayecto conseguido. (Foto de Jesús Díaz). 
Cristian observa sobre la marcha si prosigue su recorrido sobre la superficie grisácea de la roca o da ya por concluido el mismo.

Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Cristian, sonriente, muestra su felicidad por el reto conseguido. (Foto de Jesús Díaz).
Cristian ha demostrado ya su determinación de acero que le ha permitido conseguir lo que pretendía y nos ha deleitado, junto a su compañero Álvaro, con una exhibición hermosa, tanto deportiva como artística, de lo que es el búlder a personas neófitas e inexpertas como nosotros que hemos gozado, cual espectadores atónitos, de la breve pero intensa escalada.

Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla".  (Foto de Javier Díaz).
Cristian distiende sus músculos y derrocha alegría tras el reto superado. Esa sonrisa abierta, muestra su bondad, su cordialidad, su simpatía. Ambos amigos nos han regalado generosamente su tiempo y su buen hacer.


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Cristian descansa sobre la colchoneta después del esfuerzo concentrado y la demostración de deporte-arte con que nos ha regalado. A su lado Álvaro relajado, también, tras la escalada de su amigo. (Foto de Jesús Díaz).
Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Álvaro pliega su colchoneta pues se desplazan a otra roca del entorno. (Foto de Jesús Díaz).


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Albondiguilla". Cristian y Álvaro tras el espectáculo con que nos han brindado se disponen, ya sin nuestra presencia intrusiva, a continuar la escalada en otra roca. (Foto de Jesús Díaz).

3.2.  Un grupo de guipuzcoanos y el veterano Gorka Etxeverría natural de Aranarache.


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. La joven nos deleita con su abrazo a la roca. (Foto de Jesús Díaz).
Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. Nuevo movimiento de la joven en su diálogo con la roca. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. Un paso más. (Foto de Jesús Díaz).


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. Objetivo casi conseguido. (Foto de Jesús Díaz).

 Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. Objetivo logrado. (Foto de Jesús Díaz).

Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. Ya está, un leve descanso. (Foto de Jesús Díaz).




Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. Un último esfuerzo. (Foto de Jesús Díaz).


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. El joven inicia su escalada en bellísima posición. (Foto de Jesús Díaz).
Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. Un avance en el difícil reto. (Foto de Jesús Díaz).


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. El joven continúa su escalada mientras su compañera nos habla sobre esta práctica deportiva. (Foto de Jesús Díaz).




Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. Otro compañero en su reto personal. (Foto de Jesús Díaz).


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. Otro avance mientras los compañeros están atentos por si sufriera una caída hasta las colchonetas extendidas en el suelo. (Foto de Jesús Díaz).


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. Continúo el corto trayecto. (Foto de Jesús Díaz).
Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. Difícil pero sigo. (Foto de Jesús Díaz).


Larraona. Mojón de Aranarache. Roca "La Alcantarilla". Gorka Etxeverría y unos amigos guipuzcoanos practicando búlder. Observando y analizando la roca. (Foto de Jesús Díaz).    

 3.3.  Entorno del sector "Mojón de Aranarache".
                          
















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Aparcamiento improvisado  junto a la carretera comarcal. (Foto de Jesús Díaz).



Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Merendero. (Foto de Jesús Díaz). Dos mesas con bancos adosados y barandillas de protección, todo realizado en madera, flanquean el camino.


Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Merendero. (Foto de Jesús Díaz). Las mesas familiares, con bancos incorporados, se integran perfectamente en el entorno natural y permiten descansar y tomar un refrigerio a la sombra de los árboles de la zona.
























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Roca de escalada. (Foto de Jesús Díaz). Vemos uno de los múltiples ejemplos de peñascos aptos para la práctica del búlder que se desparraman por las aldayas, por las faldas de la sierra. La superficie rugosa de la piedra sembrada de pequeños orificios e irregulares concavidades, algunas de ellas blanqueadas con los polvos de magnesio, y el suelo de tierra apisonada, delatan su utilización por los amantes del búlder.
























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Orificios naturales de una roca impregnados con polvos de carbonato de magnesio. (Foto de Jesús Díaz). La superficie de agarre ha quedado limpia de impurezas y restos orgánicos e inorgánicos, yerbas, tierrecillas, restos acuosos, elementos sueltos, disgregados que obstaculizan que los dedos y pies se adhieran de forma férrea y segura a la roca.























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Roca de escalada. (Foto de Jesús Díaz). Las dimensiones de las rocas son considerables, como apreciamos en esta imagen. En general presentan un aspecto más o menos redondeado, probablemente por la acción de erosión del aire y del agua que han sufrido durante años. En general están rodeadas de exuberante vegetación y árboles propios de la zona como robles y hayas, cuyas móviles y flexibles ramas acarician sus duras superficies pétreas.
























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Roca de escalada. (Foto de Jesús Díaz). La vegetación crece de forma natural incluso encima de las rocas, en sus laterales y oquedades, aprovechando cualquier concavidad que permite acumular tierra y agua. Sin embargo las superficies de escalada permanecen en general limpias de todo resto y con los fogonazos delatores del magnesio, por la acción expresa de los escaladores. ¿Es una acción irreversible, afecta al medio natural?.























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Roca de escalada. (Foto de Jesús Díaz). Las inmensas moles de sólida piedra se asientan de forma azarosa por las faldas de la sierra. Su aspecto estético es atractivo por su contraste con el entorno en que descansan y por su propia piel de cromatismo variado, que adquiere tonalidades frías, azuladas, grisáceas y negruzcas en las partes más expuestas a la intemperie y a la acción de los agentes atmosféricos del duro clima amescoano, viento, agua, nieve, hielos, y tonalidades más cálidas y claras en sus partes más recogidas y cobijadas, cual cuevas susceptibles de ser usadas por la fauna de la zona, aunque la acción humana quizás lo impide.




















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Roca de escalada. (Foto de Jesús Díaz). En ocasiones la diversidad cromática de las rocas es hermosa y cautivadora, como la que apreciamos en la imagen de arriba. La superficie blanca y anaranjada, de suaves turgencias sinuosas, se decora, de forma aleatoria, por el tiempo pintor,  mediante brochazos negros que adornan su piel. Si a ello sumamos el verde risueño de las ramas saltarinas que juegan con la roca y los rayos de sol que lamen y acarician a retazos la piedra, el suelo hollado por los escaladores, el bosque intrincado y el aire, el placer que la Naturaleza nos proporciona con semejante belleza es inconmensurable.



















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino verde Aranarache-Larraona. Paso del término de Aranarache al término de Larraona, especial para personas, que impide el paso de animales. (Foto de Jesús Díaz). Las tablas paralelas colocadas a cierta altura y los intersticios existentes  entre ellas impiden que los animales (vacuno, ovino, caballar, etc.) pasen al otro lado.



















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Alambrada que delimita el término de Aranarache y Larraona. Paso para personas. (Foto de Jesús Díaz). Este caballete que vemos en la imagen es el más habitual utilizado para el salto de las alambradas por las personas. Es cómodo, práctico, y económico, hecho con madera del entorno.



















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino verde hacia Larraona. (Foto de Jesús Díaz). Una vereda o estrecho camino, que apreciamos en la imagen, discurre entre Eulate y Larraona por la zona baja de las aldayas o de las faldas de la sierra de Limitaciones. Su recorrido nos permite disfrutar de la Naturaleza salvaje y hermosa que tenemos en Améscoa.
























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino verde hacia Larraona. Detalle de troncos de robles. (Foto de Jesús Díaz). Los robles exhiben troncos retorcidos, de corteza áspera y rugosa. Son árboles de hoja caduca, a diferencia de la encina, sus hojas son ovaladas con perfil de sierra. Su fruto es la bellota muy apreciada en la zona, en tiempos pasados, como alimento de los animales, especialmente de los cerdos. Su forma es de bala. A diferencia de las hayas que gustan crecer en las zonas más altas, los robles crecen  de forma natural en las zonas más bajas.
























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino verde hacia Larraona. Detalle de troncos de hayas. (Foto de Jesús Díaz). Las hayas muestran una corteza más fina y menos rugosa que el roble, es de aspecto liso, y sus troncos son generalmente más altos y rectilíneos. Sus hojas son más grandes y acorazonadas. Son árboles, también, de hoja caduca. En tiempos antiguos se recogía tras su caída en otoño y se utilizaba, seca, como cama o colchón para los animales transportándose al pueblo en carros de bueyes. Su fruto no es redondeado, como el del roble, sino que muestra caras planas unidas mediante ángulos diedros. En las oquedades de sus altos troncos se cobijaban unos pequeños roedores, llamados en la zona "mitxarros" (lirones), que eran considerados un suculento manjar. Un tío de quien esto escribe (Jesús Gómez Ruiz de Larramendi) falleció el 02-09-1952 al caerse de un haya en la Sierra de Limitaciones cuando cogía "mitxarros", en plena juventud, durante un permiso que disfrutaba cuando realizaba el servicio militar en Estella. El haya se cortó y a sus pies se levantó una lápida pétrea hecha por Agustín Luzuriaga,  en conmemoración de su trágica muerte.



























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Giniebro. (Foto de Jesús Díaz).
Los enebros ("giniebros" en terminología local) son arbustos de hoja verde perenne, aciculada, esto es en forma de aguja punzante, y dioicos, esto es, las plantas se separan en miembros masculinos y femeninos. Florecen en primavera y las plantas femeninas dan un fruto en forma de pequeñas bayas de color verde grisáceo que al madurar adquieren una tonalidad negra-purpúrea. Son arbustos resinosos de fuerte olor, de crecimiento lento, que se desarrollan de forma rastrera y a veces erguida. En ocasiones se usaban al igual que las "ollagas", tan comunes en el valle amescoano, para quemar la piel del cerdo en la matanza.




















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Giniebro con fruto. (Foto de Jesús Díaz).
Se aprecian con nitidez las pequeñas bayas azuladas que brotan en los enebros.



















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Flor de azafrán. (Foto de Jesús Díaz). 
Es habitual ver en los montes y prados amescoanos la flor silvestre llamada azafrán, "crocus sativus", en denominación científica. Sus largos pétalos lanceolados de color violáceo acogen a los estambres amarillos que brotan en forma de haz del centro de la flor. De sus estambres de oro se extrae el colorante también denominado azafrán tan apreciado y utilizado en el mundo de la gastronomía, especialmente en las paellas.


















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Flores secas de cardos silvestres. (Foto de Javier Díaz).



















Larraona. Zona  del Mojón de Aranarache. Camino verde hacia Larraona. Vista hacia el Valle alavés de Arana. (Foto de Jesús Díaz).
El paisaje que se divisa en el trayecto hacia Larraona es espléndido, bosques de robles en primer término  y al fondo la sierra de Limitaciones-Encía, al norte, con los picos de Morube y San Cristóbal-Esquivela,  y los montes de Lóquiz al sur. Entre ellos apenas se aprecia la población navarra de Larraona y la alavesa de Contrasta. Valle de Arana y Valle de Améscoa Alta. En época medieval todo el conjunto era Arana, Arana de Suso, de arriba,  (la parte actual alavesa) y Arana de Yuso, de abajo, (la parte navarra, hoy Améscoa Alta). En euskera, la gente común es probable que se refiriera a ambas partes como Arana Goiena (alta, parte alavesa) y Arana Barrena (baja, parte navarra). Hay que recordar que los documentos conservados son generalmente los oficiales (escrituras, tratados, contratos, etc.) que se redactaban primero en latín y después en lengua romance, lenguas cultas restringidas en general a las élites sociales; por ello apenas se conservan documentos en la lengua popular de la gente común, del pueblo, la "lingua navarrorum" (lengua de los navarros), la "lengua bascongada", el euskera. Apenas se conocen, como señala el investigador Balbino García de Albizu, dos textos amescoanos en euskera, el denominado "Catecismo de Artaza", escrito seguramente  por el cura Juan Vicente Díaz a finales del siglo  XVIII o principios del XIX, como averiguó el citado investigador, y el poema de Martín Portal de 1610, que ganó un certamen de "poesía bascongada" convocado en dicho año por el obispo de Pamplona con ocasión de la celebración del Corpus Christi.    Desde principios del siglo XVI se diferenció entre Arana y Améscoa Alta, denominaciones que se mantienen actualmente.
























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino verde. Símbolo guía en el tronco de un roble. (Foto de Jesús Díaz).
Este símbolo aparece pintado en troncos de árboles y rocas del camino para guiar al visitante.


















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Rocas de escalada en un bello paisaje agreste. (Foto de Jesús Díaz).
Rocas, hayas, robles, vegetación, cielo azul,  se conjugan de forma armoniosa y natural creando un entorno paradisíaco que no es preciso describir sino contemplar arrobados.
























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino verde hacia Larraona. (Foto de Jesús Díaz).
El camino discurre en ocasiones de forma paralela a la alambrada que separa los campos cultivados de cereal de Larraona y las Aldayas, esto es las faldas boscosas de la sierra de Limitaciones. Es una maravilla su recorrido en comunión y fusión con la Naturaleza.
























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde. Rocas de escalada en un bello paisaje salvaje. (Foto de Jesús Díaz).
No todas las rocas exhiben perfiles más o menos redondeados como la roca que apreciamos en primer término en la foto superior;  hay algunas rocas de aspecto más irregular y picudo como la que vemos al fondo de la imagen.

















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache.  Rocas de escalada de seductora belleza. (Foto de Jesús Díaz).
Otras rocas  adoptan posiciones realmente atractivas, como las que vemos en la foto superior. Una de ellas de gran volumen se apoya sobre otra de tamaño más reducido generando cavidades naturales protectoras que sirven para cobijo de paseantes y animales. A su potente atractivo estético contribuye además el colorido peculiar de las inmensas peñas.



















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Rocas de escalada. Detalle. (Foto de Jesús Díaz).



















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache.  Rocas de escalada con orificios blanquecinos por los polvos de carbonato de magnesio. (Foto de Jesús Díaz).
























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde. Tronco de haya con el símbolo guía. (Foto de Jesús Díaz).



















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde. (Foto de Jesús Díaz).



















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde y hermosa vista de la cresta rocosa y arbolada de la sierra de Limitaciones. (Foto de Jesús Díaz).



















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Vista de Larraona desde el camino verde. Al fondo el Valle de Arana y la localidad de Contrasta. (Foto de Jesús Díaz). Las grandes cadenas montañosas de la Sierra de Limitaciones  y Encía al Norte y de Lóquiz al sur protegen los valles de Arana en Álava y de Améscoa en Navarra. Desde 1197 hasta 1512 la frontera de los Reinos de Castilla y Navarra estaba entre estas dos poblaciones, con las consiguientes guerras, escaramuzas, robo de ganados, quema de cosechas, etc. que durante los conflictos se producían.




















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Vista de la población desde el camino verde. Destaca en una colina elevada la iglesia parroquial de San Cristóbal. (Foto de Jesús Díaz). 
El caserío de la localidad se desparrama, un tanto azaroso y bellamente desordenado, a la sombra de la iglesia-fortaleza. Los campos de cereal ocres y amarillentos tras haber sido cosechados envuelven a la población salpicados de verdes y frondosos árboles. Junto a la iglesia, al este, apreciamos el edificio de tres plantas de las antiguas escuelas, construidas en los años 50 del siglo XX y actualmente sin esa funcionalidad. Hoy en día acoge a la sociedad-bar de la población y al consultorio médico. Al noroeste de la iglesia apenas atisbamos la pared frontal del Juego de pelota de Larraona.






















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Vista de la población desde el camino verde. Al fondo el Valle de Arana y la localidad de Contrasta y los montes de Morube y San Cristóbal-Esquivela. (Foto de Jesús Díaz).
Un paisaje hermoso que nunca sacia a la vista ansiosa de belleza. Entre las copas verdes de los robles atisbamos cual espías sigilosos el valle y las montañas en lontananza, especialmente los montes Morube y San Cristóbal-Esquivela que se alzan majestuosos cual dos gemelos altivos reflejados en un espejo. El cielo azul, infinito, diáfano, purísimo, cobija y corona el paraíso amescoano y alavés.




















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde. Vista de la cresta de la sierra de Limitaciones. (Foto de Jesús Díaz).
Las rocas calizas parecen brotar, cual culminación del exuberante océano verde compuesto por las copas de las hayas que tapizan la aldaya de Larraona. Cromatismo verde, gris, azul en confluencia perfecta, digna del Edén.




















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde. Vista de la cresta pétrea de la sierra de Limitaciones coronada por un bosque de hayas. (Foto de Jesús Díaz).

























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde. Roca de escalada y haya. (Foto de Jesús Díaz).



















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde. Roca caliza de escalada. (Foto de Jesús Díaz).





















Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde. Vista de la cresta rocosa y boscosa de la sierra de Limitaciones. (Foto de Jesús Díaz).


























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde. Vista de la cresta de la sierra de Limitaciones. (Foto de Jesús Díaz).

























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde. Helechos conocidos en la zona como falagueras.  (Foto de Jesús Díaz).


























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde flanqueado por hayas y robles y salvaje vegetación. (Foto de Jesús Díaz).

























Larraona. Zona del Mojón de Aranarache. Camino Verde bajo la protección de la Sierra de Limitaciones.  (Foto de Jesús Díaz).



4. PRÁCTICA DEL BÚLDER EN EL PUERTO DE LARRAONA.

4.1. Un grupo de jóvenes vitorianos en la peña "El Descansadero".





















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Peña "El Descansadero".  (Foto de Jesús Díaz).
Es una de las rocas más características y conocidas de Larraona, por su magnitud, su cueva en la parte inferior y por vigilar el camino del puerto que discurre a su lado. Es también utilizada por los aficionados a la práctica del búlder.





















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Peña "El Descansadero". Jóvenes vitorianos analizan la roca para la escalada. (Foto de Jesús Díaz).

A pesar de la nieve los practicantes del búlder se acercan a Larraona para disfrutar con la escalada en las rocas. Uno de ellos está ya acariciando la mole pétrea mientras sus compañeros escuchan atentos sus comentarios y observan tranquilos.





















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Peña "El Descansadero". Jóvenes vitorianos analizan la roca para la escalada. (Foto de Jesús Díaz).
Los jóvenes del grupo observan las posibilidades que la superficie rocosa les ofrece y trazan mentalmente pequeños recorridos que intentarán aplicarlos. A los pies de la roca observamos varias colchonetas plegables de diversos colores. Al fondo vemos cómo las hayas se han despojado de sus vestiduras ocres que tapizan el suelo. A la sombra de la roca, al norte, aún permanecen restos de nieve que, al abrigo del sol, se resisten a disolverse y humedecer el humus y la tierra.



























Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Peña "El Descansadero". Jóvenes vitorianos practican el búlder. (Foto de Jesús Díaz).
El joven que en imágenes anteriores parecía enseñar a sus compañeros, o al menos mantener una charla didáctica con ellos, se decide a iniciar una escalada ayudado por uno de los amigos. Vemos cómo lleva en la cintura la típica bolsa con los polvos de magnesio. Se nota el frío, ambos cubren sus cabezas con gorros de lana a pesar de los cálidos rayos de sol que tibiamente acarician sus cuerpos.

























Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Peña "El Descansadero". Jóvenes vitorianos estudian la roca para la escalada. (Foto de Jesús Díaz).

No obstante el intento no tiene éxito y los jóvenes hacen nuevas pruebas y ensayos, analizan teóricamente los recorridos, pareciendo ser una actividad tan importante como la escalada misma; el proyecto tan esencial o más que la propia ejecución, como ya sostenía el famoso arquitecto y tratadista renacentista del Quattrocento León Battista Alberti.





















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Peña "El Descansadero". Joven vitoriano analiza la roca para la escalada. (Foto de Jesús Díaz).

Otro de los compañeros impregna con polvos de magnesio parte de la superficie de la roca y palpa ésta con sus manos antes de hacer un intento de escalada.



























Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Peña "El Descansadero". Joven vitoriano abraza la roca. (Foto de Jesús Díaz).
El joven acaricia ya la roca, con el culo todavía apoyado en el suelo. Se aprecia que sus manos y el cuerpo  todavía no están con la tensión propia de la escalada. 




















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Peña "El Descansadero". Joven vitoriano practicando el búlder. (Foto de Jesús Díaz).
Otro compañero inicia, en el mismo lugar de la peña, su propio intento de escalada y se agarra con energía a diferentes orificios impregnados de polvo de magnesio.

























Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Peña "El Descansadero". Joven vitoriano agarrado a la roca con sus músculos en tensión. (Foto de Jesús Díaz).
El joven continúa su corto e intenso recorrido. Los nervios, tendones y músculos, se exhiben a través de la piel  duros y rígidos por el esfuerzo ingente que supone mantenerse colgado y abrazado a la roca en la posición que observamos.




















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Peña "El Descansadero". Jóvenes vitorianos observan y ayudan a un compañero mientras  practica la escalada. (Foto de Jesús Díaz).
El joven no se rinde y recibe el ánimo de sus compañeros, avanzando lentamente sobre la superficie de la roca.


   
















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Peña "El Descansadero". Joven vitoriano escalando ayudado por sus compañeros. (Foto de Jesús Díaz).
El joven, ya en posición vertical, prosigue con éxito su avance plagado de dificultades previamente analizadas. Parece que ha logrado domeñar a la roca y da la sensación de sentirse ya seguro y con empuje  decidido e irresistible.


 4.2. Un grupo de jóvenes riojanos.




















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Joven riojano escalando, observado y animado por sus compañeros. (Foto de Jesús Díaz).
El joven está ya agarrado a la roca, seguro y en tensión, con cuatro puntos de amarre férreo a la roca, las dos manos y los dos pies.



















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Joven riojano escalando, observado y animado por sus compañeros. (Foto de Jesús Díaz).
El joven continúa la escalada lento pero seguro.




















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Joven riojano escalando, observado y animado por sus compañeros. (Foto de Jesús Díaz).
El joven no se arredra ante las dificultades, más bien se crece ante ellas dispuesto a superar los problemas que surjan.
























Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Joven riojano escalando, observado y animado por sus compañeros. (Foto de Jesús Díaz).
El joven ha adoptado ya una posición casi vertical que facilita el desplazamiento. Busca donde apoyar el pie izquierdo para continuar el breve trayecto.




















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Joven riojano escalando, observado y animado por sus compañeros. (Foto de Jesús Díaz).
El joven sigue ascendiendo protegido por las colchonetas del suelo y por los brazos y manos de un compañero. El resto del grupo observa con atención  la escalada, sugiriendo, aprendiendo, animando al compañero. Realmente son ellos mismos quienes se sienten en la piel del escalador, mental y psicológicamente están ascendiendo con él.
























Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Joven riojano escalando, observado y animado por sus compañeros. (Foto de Jesús Díaz).
El joven parece encontrar dificultades; dos de sus compañeros están a la expectativa con sus brazos extendidos por si fueran precisos; un tercero señala con su bastón un posible amarre para que el escalador logre culminar la ascensión.




















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Joven riojano escalando, observado y animado por sus compañeros. (Foto de Jesús Díaz).
Casi lo ha logrado, ya ha conseguido agarrarse con las manos a la parte superior de la roca y la conclusión de la escalada está al caer.
























Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Joven riojano escalando, observado y animado por sus compañeros. (Foto de Jesús Díaz).
El joven consigue apoyar el pie izquierdo sobre la parte superior de la roca y está a punto de alzarse victorioso sobre la piedra. Obsérvese la perfecta adaptación de la punta del pie izquierdo a la roca; el calzado flexible y adecuado para la práctica del búlder es imprescindible.
























Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Joven riojano escalando observado y animado por sus compañeros. Objetivo cumplido. (Foto de Jesús Díaz).




















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Fabián, joven riojano, nos explica, ante una roca de escalada, algunas nociones básicas del búlder. (Foto de Jesús Díaz).




















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Fabián, joven riojano, nos explica algunas nociones básicas del búlder. (Foto de Jesús Díaz).





















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Fabián, joven riojano, nos explica algunas nociones básicas del búlder e impregna algunos orificios de la roca con polvos de carbonato de magnesio preparando la llegada de sus compañeros. (Foto de Jesús Díaz).






















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Fabián, joven riojano, acaba de impregnar un orificio de la roca con carbonato de magnesio. (Foto de Jesús Díaz).






















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Fabián, joven riojano, con sus compañeros en una roca, prestos a practicar el búlder. (Foto de Jesús Díaz).




4.3. Entorno del sector "Puerto de Larraona".






















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Coches de escaladores de búlder aparcados en las proximidades. (Foto de Jesús Díaz).





Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Vista de la Peña "El Descansadero".  (Foto de Jesús Díaz). La nieve que aún permanece en la zona no es obstáculo para la práctica del búlder, siempre que la superficie de las rocas a escalar permanezca seca. Las hayas, despojadas de su manto de hojas, enseñan la desnudez de sus ramas sarmentosas recortándose  en el límpido azul del cielo.



Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Algunas rocas de la zona. (Foto de Jesús Díaz). La nieve impregna parte del suelo nutriendo con su humedad la tierra. Algunos atrevidos mantos vegetales exhiben su esplendor sobre las propias rocas a modo de cabellera de vívido color verde.             



































Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Vista de una roca de la zona. (Foto de Jesús Díaz).

























Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Vista de una roca de la zona. (Foto de Jesús Díaz). 
Obsérvese la belleza de algunas rocas tanto en sus formas azarosas como en sus colores y superficies. Las hojas de las hayas que se han desprendido de las altas ramas se arremolinan en torno a las rocas, formando pequeños lechos que pueden ser utilizados tanto por los animales domésticos que pastan en la aldaya, como por los animales salvajes, que libremente habitan la Naturaleza.


 


















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Vista de una roca de la zona. (Foto de Jesús Díaz).






Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Vista de una roca de la zona. (Foto de Jesús Díaz). A menudo no es preciso describir las imágenes, su belleza inefable seduce y acaricia las miradas ávidas de hermosura.




































Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Vista de una roca de la zona. (Foto de Jesús Díaz).
























Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Vista de una roca de la zona. (Foto de Jesús Díaz).



Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Vista de una roca de la zona. (Foto de Jesús Díaz). 
La vaca roya nos mira curiosa por invadir su feudo natural; tímida y expectante no se asusta y posa coqueta ante nuestra cámara.





















Larraona. Zona del Puerto a la Sierra de Limitaciones. Entorno de la Peña "El Descansadero". Vista de unas rocas en la zona. (Foto de Jesús Díaz).

5. ESCALADA EN ALTURA EN LARRAONA, ARANARACHE Y EULATE.

Además de la escalada búlder, se practica en las Améscoas, especialmente en las grandes rocas verticales de la cresta rocosa de la sierra de Limitaciones, escalada con cuerda.

6. ALGUNOS VÍDEOS DE BÚLDER EN LARRAONA.

Incluimos a continuación algunos enlaces o direcciones electrónicas  de vídeos de You tube que algunos escaladores de búlder han colgado en la red y algún artículo publicado en prensa sobre esta modalidad de escalada. 

http://www.youtube.com/watch?v=qGmJoQVI2N0
http://www.urbasaabentura.com/larraona-blog/larraona-meca-boulder/
http://www.youtube.com/watch?v=jy8z3ahDBNw
http://www.videosescalada.com/video-254.html
http://onbloc.blogspot.com.es/2012/04/larraona.html
http://www.youtube.com/watch?v=nDegChrO1cw
http://www.noticiasdenavarra.com/2010/11/25/deportes/montanismo/larraona-la-meca-del-bulder-en-euskal-herria